La Fée Verte
Existe la leyenda que un hada verde habita en la botella de Absinthe, y que cuando se ha bebido lo suficiente uno puede verla. Esto quizás se deba a las propiedades alucinógenas que se le atribuyen a este licor destilado del anís y otras hierbas y también a su alto gradaje alcohólico que fácilmente alcanza los 80º (un whisky escocés llega a 40º).
Todo el asunto del hada verde puede sonar a cuento, pero medio mundo la ha visto.
Quienes vieron la película Moulin Rouge seguro recordarán la escena donde Kylie Minogue sale de una botella vestidita de hada bailando can-cán. Bueno, esa era una botella de Absinthe, pues es harto conocido que Touluse-Lautrec era habitual a ella. La presencia de la famosa fée verte también ha sido referida en numerosas obras, incluyendo la del irlandés Bram Stoker, señalando al mismísimo conde Drácula como aliciente consumidor de la espirituosa bebida.
Quien me inició en el consumo Absinthe fue mi hermano Reaño. Desde España me mandó mi primera botella de Absenta Ferri de 50º. Debo admitir que en un inicio me desilusioné pues bien sabía como dije más arriba, que el Absinthe alcanza fácilmente los 80º grados alcohólicos. Pero como Reaño me decía, esa era una botella de entrenamiento y él me guiaría -aún a la distancia- cual Virgilio en mi recorrido por el país feérico.
Una de sus primeras recomendaciones fue "no la tomes de pico", cosa que desobedecí en el acto apenas tuve la botella verde entre mis manos. Acompañada a esta vinieron una serie de instrucciones escritas con los más difundidos rituales de consumo de Absinthe. Los realicé todos aunque no pude conseguir azúcar en cubos para ejecutarlos al pie de la letra. Igualmente me ocupé de trasgredirlos todos.
Me acuerdo que reemplacé el agua del ritual de la absenta con pisco. Los mezclé. No soy químico para saber con certeza si el gradaje alcohólico resultante de la combinación es la sumatoria de los 40º del pisco y los 50º del absenta, pero lo que sí me consta era que tenía en mi vaso el equivalente bebible de la nitroglicerina. Me lo bebí en 3 sorbos (imposible menos) y me senté en mi sofá en estado contemplativo.
Entonces la vi. Juro que la vi revoloteando en mi delante.
La Fée Verte. No sé si fue sugestión mía o una ridícula alucinación, pero como comentaba mi novia en su blog cuando le conté mi experiencia, vi a la famosa hada verde vestida de ñusta, misma hada tours (aunque no bailó huaylas), y así revoloteando me hizo seguirla hasta que se metió en el televisor. De ahí no me acuerdo.
Después no la volví a ver. Aunque en ocasiones posteriores dediqué esfuerzos a terminarme la botella en compañía de mi linda hada haciendo los más inusuales sacrilegios a los rituales que de seguro generaron inexplicables convulsiones en mi hermano Reaño haya en Europa, no se apareció.
Y ese fue el comienzo. Otro día les cuento lo demás.