Mi conciencia

Mi conciencia vive lejos de mi casa, en valle hermoso. recuerdo que cuando tenía 17 años iba hasta allá pedaleando en bicicleta, luego íbamos a la playa y comíamos choritos a la chalaca con arena y nos metíamos al mar y el sol que me odiaba y ella toda buena que se preocupaba por mi piel de mierda y me echaba su bloqueador carísimo número ochenta cada media hora para que no me queme. regresábamos y almorzábamos causa rellena y pollo al horno bajo en sal y tomábamos limonada sin azúcar. Era feliz entonces.

Después ella entró a la universidad. fue la primera y la única del cole en ingresar a la Católica, yo entre un año después y a partir de entonces comencé a verla poco. fue también la primera en terminar su carrera y lo hizo en primer puesto. ahora se desempeña como ejecutiva-top-en-colgate-palmolive-y-domina-al-mundo-desde-su-laptop y la veo mucho menos. siempre fue así: estudiosa, responsable, pero sobre todo buena. una vez me contó que cuando fue a confesarse el cura la mando a volar y le dijo “¡pero si esos no son pecados hija, váyase que me hace perder tiempo!”.

Siempre fuimos diferentes. ella era la bonita buena, yo el podrido asqueroso. que andubiera conmigo sólo podía atribuirse a su bondad. a pesar de eso fue la primera persona a la que le dije que era mi hermana, la primera. ella también hizo lo mismo, soy su hermanito loco y descarriado. me hace recordar muchísimo a mi hermana la lombriz. siempre está de mi parte, y siempre piensa que soy mejor de lo que en realidad soy. pero como es mi conciencia también se encarga de ponerme en mi lugar. lo mejor de todo es que a pesar que la veo una vez al año ella es siempre capaz de recoger todos mis pedazos y rearmarlos, pegarlos todos de nuevo y limpiarme de la arena, como lo hacía antes de irnos de la playa.

Yo nunca la llamo pero ayer sin pedírselo vino a mi rescate. la vi después de año y medio creo:

Verla me trajo paz. Por algo ella es mi conciencia.

aquí está en mi hombro como el angelito bueno. y el ángel malo... yo pues.